Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Durante su infancia, transcurrida entre conversaciones políticas, infusiones y remedios naturales, tiene la fortuna de aprender el mundo de quienes viven con ingenio, avidez y entereza. Con los años, Emilia se convierte en una mujer que lucha por sus convicciones y se niega a renunciar a sus sentimientos, enfrentando las limitaciones impuestas a su condición femenina y el peligro de amar locamente a dos hombres: a Daniel Cuenca, un aventurero y revolucionario que pobló sus sueños infantiles y, ya en su madurez, a Antonio Zavalza, un médico que busca la paz en medio de la guerra civil. Sensacional contadora de historias, Ángeles Mastretta retrata la de una pasión entretejida con la de un país a su vez apasionado, la de una guerra y de una familia, y la de algunas vocaciones desmesuradas. Regida por la mejor tradición de las novelas costumbristas.