El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
La arquitectura solía tener una connotación de permanencia que hoy se convierte en un reto pues se ha difuminado por el contante cambio y reutilización del espacio en las ciudades. Los espacios de grandeza no sólo cubren las necesidades físicas, sino también las emocionales y espirituales, dominado la prueba más compleja: el tiempo.