El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
No olvidaré jamás aquellos días de mi niñez en que viví sobre las aguas. Lo que yo vi entonces, lo veo todavía y, cuando pienso en ello, vuelvo a ser aquel niño que, despertándose, quedó arrobado por la belleza del mundo de las aguas que él había descubierto.
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