Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El tema de fondo de este libro es la tensión entre dos impulsos históricos fundamentales: la conservación del pasado y el llamado ineludible del futuro. Están aquí Hidalgo, arrojado a su frenética revolución. Morelos, encarnación de los sentimientos de la futura nación.
Las imposibilidades paralelas (una imperial, otra republicana) de Iturbide y Guerrero. El seductor y contradictorio general Santa Anna. Y la sutil convergencia de dos proyectos de integración liberal: Juárez y Díaz.
¿Qué leer como introducción a lo sucedido en México en los dos últimos
siglos? La respuesta puede darse ahora confiadamente: la original, emotiva y con frecuencia entretenida historia de México desde 1810 de Enrique Krauze. Hugh Thomas