Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El nombre de Juan Nepomuceno Herrera se integra a la historia del arte mexicano como un referente ya obligado en la pintura del siglo XIX. En estas páginas, se descubre la maestría en sus cuadros de temas religiosos, así como su extraordinaria labor de retratista. Los especialistas restauran la historia formativa de Herrera y los valores estéticos de su obra para afirmarlo como uno de los mejores pintores de su tiempo.