Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Luego del éxito de su novela Las aventura de Tom Sawyer, Mark
Twain decide contar esta otra historia que se desarrolla a lo largo
del río Misisipi, el cual recorren Huck y un esclavo prófugo
llamado Jim, huyendo del pasado que ambos han sufrido con el
propósito de llegar a Ohii.
En Las aventuras de Huckleberry Finn, el autor nos ofrece
detalles idiosincráticos de la sociedad sureña norteamericana
como el racismo y la superstición; sin embargo, el tema central
del libro es la amistad que se va construyendo entre estos dos
personajes, involucrados en situaciones inesperadas que nos
hacen reír y pensar que la vida es un juego que, como tal,
tenemos que vivirla.