Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los historiadores del cine mexicano a veces pasan por alto la producción de filmes extranjeros en el país, así como la importancia de aquellos verdaderos clusters en los que la actividad fílmica ha generado especialistas en todos los campos de la producción cinematográfica. En Durango se han producido más de ciento veinte películas nacionales y extranjeras, que han dejado no solamente personal preparado en este campo, sino una estela de experiencia, anécdotas y desarrollo económico que conviene poner en valor y volver a alentar. El autor ha investigado y preparado la filmografía de las películas producidas en Durango desde que comenzó a desarrollarse en esa entidad la producción fílmica industrial. El libro está destinado a aumentar la bibliografía sobre la producción cinematográfica en México, incluyendo filmes de producción extranjera.