Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Moisés ben Maimón, conocido como Maimónides según la versión latinizada de su nombre, nación en Córdoba en 1135 y murió en Fustat (El Cairo) en 1204. Es el filósofo judío más grande de la Edad Media, pues supo asimilar en un momento histórico crucial la información científica, religiosa y filosófica existente, y darle la forma adecuada para imprimir a sus textos el carácter sincrético y genial que poseen. Su obra, tanto filosófica y teológica como médica y epistolar, adquirió gran importancia en el mundo mediterráneo de las tres religiones monoteístas.Dirigida a quienes dudaban y estaban perplejos por las aparentes contradicciones entre la verdad filosófica o científica y la fe religiosa, la "Guía de los perplejos" tiene el propósito de esclarecer uno de los problemas esenciales de su época: el enfrentamiento entre razón y fe. La influencia de esta obra se dejó sentir con la misma fuerza en el mundo islámico, cristiano y judío. Los sabios mahometanos la estudiaron detenidamente y, a través de las versiones latinas, se leía en las universidades de Montpellier, Padua y París. Alberto el Magno y Tomás de Aquino la tomaron como modelo para el desarrollo de algunos motivos teológicos.Como apunta Angelina Muñiz-Huberman en su prólogo a la presente edición, además de sus planteamientos teológicos, la obra de Maimónides debe estudiarse desde la perspectiva de la teoría del lenguaje, a partir de los aspectos gramaticales, lógicos y semánticos que contienen sus textos. En ellos se establece la distinción entre sentido literal y figurado, lenguaje oral y representaciones mentales. Éstas proporcionan el medio para la creencia religiosa por lo que son de particular interés para Maimónides. A la manera de los lenguajes artificiales que se estudian en la lógica contemporánea, el lenguaje mental o interno maimonidiano es el de la verdad y la revelación, expresado a través de la filosofía