Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
De todos los sentidos el único privilegiado es la vista, capaz de apresar la realidad tanto conceptual como su imagen.
Acorde con la citada jerarquía otorgada por María Zambrano a la pintura como manifestación artística a todas luces excepcional, que mejor sitio que techumbres, bóvedas y cúpulas para aunar dos trascendencias: metafísica y pintura: teología y su explicación plástica.
De tal manera que estas construcciones sagradas se conviertan como se pensó en el arte romántico en el nexo efectivo, tránsito entre la tierra y el cielo.