Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
El Diario de viaje a Par?s es el ?nico testimonio de la estancia de Quiroga en la capital francesa durante la Exposici?n Universal de 1900. Sus p?ginas, que contienen anotaciones literarias y valiosas observaciones sobre la atm?sfera de la ciudad, son sin embargo la historia de una decepci?n. ?Cr?ame ?escribi? Quiroga a un amigo?, yo fui a Par?s s?lo por la bicicleta?. A su regreso, el escritor rioplatense dar?a con otra colosa m?s adecuada a su temperamento: la selva. Sobre ese encuentro versa su correspondencia, recogida aqu? en su versi?n m?s completa hasta el momento. Adem?s de numerosas impresiones sobre la selva, en sus cartas pueden rastrearse reflexiones sobre la naciente profesionalizaci?n de la escritura, la vida cultural porte?a, sobre Alfonsina Storni, Leopoldo Lugones o Julio Herrera y Reissig. Las ?ltimas cartas, mucho m?s abundantes y profundas desde que Quiroga decidi? abandonar la escritura, son quiz?s la obra que no tuvo tiempo de escribir: ?el libro de mi vida, en fragmentos?.