Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Horas antes de partir hacia su segunda vuelta al mundo, J. J. Benítez recibe una carta procedente de
EE. UU. La carta es abierta, pero no leída. Juanjo embarca en el Costa Deliziosa y, en plena
navegación, surge la pandemia del coronavirus. Lo que se presentaba como un viaje de placer se
convierte en un caos. El escritor lleva un cuaderno de bitácora en el que registra las incidencias de
cada día. Primero aparecen los personajes, las historias singulares de personas de más de 10
nacionalidades del mundo unidas por el afán de pasarlo bien y vivir la vida. Poco a poco van
llegando al relato los temas emocionales y el miedo al contagio que hizo saltar todas las alarmas.
De fondo, la investigación y los interrogantes que una persona de la brillantez de Benítez siempre
plantea.