Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Eric emprende con su padre, Santiago, un viaje en motocicleta en dos direcciones: con el cuerpo hacia la Ciudad de México, donde el abuelo de Eric, a quien no conoce, está a punto de morir; y con la mente, en busca de responder preguntas que nacen para provocar más preguntas. Durante los dos días que dura el trayecto, Eric intenta revelar el misterio acerca de su abuelo, de los huicholes y de los osos que hibernan soñando que son lagartijas, mientras Santiago recuerda el viaje que hiciera de niño con su propio padre en tren. Así, entre confesiones y recuerdos, padre e hijo atraviesan puertas imaginarias acompañados del poderoso runrún de la motocicleta.