Los primeros esbozos de Demasiada pasión por lo suyo eran una serie de dibujos entre el costumbrismo y el surrealismo, desgarradores y a la vez desternillantes, que poco a poco se han ido convirtiendo en mundo propio. Un verdadero ecosistema, el ecosistema de los flipados, de los obcecados, de los que, terriblemente desorientados en este mundo, lo apuestan todo a una carta, sin saber muy bien por qué, sin saber muy bien para qué. Un compendio de personajes entrañables e inolvidables trazados con una voz y un dibujo personalísimos.