El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Cuando México se negó a venderel territorio nacional a mediados del siglo XIX, los embajadores estadounidenses abandonaron el escenario político para que este fuera ocupado por los militares. Se cambió el lenguaje de las palabras por el de las balas. De esta suerte fuimos despojados de praderas, llanuras, valles, ríos, litorales, riberas y cañadas, además de promisorias minas y yacimientos de toda naturaleza, con el agravante del traumatismo que padecimos diferentes generaciones hasta nuestros días.