Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La mayoria de los niños, quieren sobre todo, ver el alma de sus juguetes, algunos despuès de un tiempo de jugar otros de forma inmediata. La llegada mas o menos pronta de este deseo determina la vida mas o menos larga del juguete. Pero yo no tendria el valor para culpar de ello a lamania infantil: se trata de una tendencia metafisica primordial. Cuando este deseo queda atrapado en la corteza cerebral del niño, llena sus dedos y sus uñas con una agilidad y una fuerza particulares. El niño gira, vuelve su juguete, lo raspa, lo sacude lo golpea contra los muros, lo arrastra por las tierras. Una y otra vez comienza de nuevo estos movimientos mecànicos, a veces en sentido contrario. La vida maravillosa se detiene. El niño, como las personas que se sientan en las Tullerìas, hace un esfuerzo supremo: al fin logra abrirlo; èl es mas fuerte. Pero, ¿y el alma? Aquì comienza el estupor y la tristeza.