Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La producci?n art?stica de Olga Costa lleg? a obtener un amplio reconocimiento, no obstante haber iniciado su aventura pl?stica sin pretensiones y, m?s a?n, sin imaginar el potencial expresivo que lograr?a plasmar a partir de una labor a la que se dedic? por el solo placer que ella encontraba. As?, recibi? diferentes distinciones oficiales, tales como el haber sido incluida en 1979 en el Sal?n Anual de Invitados del Instituto Nacional de Bellas Artes. Cabe se?alar que fue la primera mujer que figur? ah? por estar considerada su obra entre lo m?s representativo del arte contempor?neo nacional. Alga Costa sab?a convertir el tema m?s sencillo y com?n en una extra?a y fascinante alhaja. Ese m?gico don lo manejaba con un refinamiento sin l?mites, espont?neo, porque fue desde siempre parte y reflejo de su personalidad. Y ese encanto se nos queda con su obra para siempre.