Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La obra de Guillaume Apollinaire bien puede ser, como su propio autor, un paradigma del hombre del siglo XX. Después de años de trabajo, reunió sus poemas escritos desde 1898 hasta 1913 en Alcoholes, que fue un acontecimiento literario en toda Europa; aunque practicó diferentes géneros y escribió una vasta obra, buena parte de su proyecto está expuesto en este libro. Apollinaire desempeñó un papel protagónico en los movimientos vanguardistas que renovarían la forma de hacer arte.