Evitar el tema de la muerte sólo ha servido para encontrarnos mal parados en el momento en que tenemos que enfrentarla, lo cual sucederá tarde o temprano. La experiencia de personas que han vivido de cerca el final de vida de familiares, amigos o pacientes, marcada por un sufrimiento o una condición de indignidad que podría haberse evitado, ha llevado a que cada vez haya más interés en contar con opciones para elegir el final de la vida. Morir con dignidad se refiere a una condición concreta a la hora del momento final: morir con el menor sufrimiento y con respeto a sus valores. En el contexto de la atención médica, en el que muere la mayoría de las personas, Morir con dignidad significa tener el mejor final de vida posible y para ello es necesario contar con todos los medios. Nuestras leyes han avanzado para permitir que se rechacen tratamientos innecesarios y ofrecer cuidados paliativos, pero, en algunos casos, la única forma de ayuda que el paciente necesita y pide es la que adelanta su muerte. Esta ayuda también debe ser una opción.