Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Cautiverio comienza en un oasis: en la alegría de un domingo carcelario de visita y, a través del dolor, esta veta no lo abandona. En el cinturón de los asteroides, entre Marte y Júpiter, zona simbólica que rige este libro, no hay música de las estrellas: hay música de cicatrices, pero no llantos y quejas: hay amistad, amor, risas y carcajadas. Una misma mitología, una misma verdad, real, pero simbólica y alegórica, domina todos los poemas, tanto a los que trascurren dentro de la cárcel como los que la anteceden o sobreviven más allá de sus muros