Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Ocultas de la vida pública y, si acaso, ligeramente turbadas por los murmullos de los enterados,
algunas de las pasiones amorosas más emblemáticas del agitado sigloxxen México vivieron alejadas
de las miradas inquisitorias.
Artistas, intelectuales y políticos cuya obra y decisiones aún perduran componen este retablo de
relatos que van del blanco y negro del celuloide a los vibrantes colores de la fotografía y la pintura,
de los pasillos de una secretaría de Estado a los del Toreo de la Condesa, de los viajes por barco a
Europa a los aviones privados, de las residencias campestres en el naciente barrio de Polanco a los
edificios de Nueva York. Historias de personajes cuya fragilidad los llevó a rendirse ante la pasión y
el poder de la intimidad.
Secretos, anhelos, perversiones, confesiones e incluso algunas de las decisiones que forjaron la
historia del país se gestaron entre las discretas paredes de una casa chica.