El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Cuentan que había un niño a quien no le gustaba escribir porque, según él, no servía para nada. Cuando intentó hacerlo, su letra era tan fea que a su maestra le dio un patatús, por eso prefería dibujar. Hasta que un día se encontró con una gran "m" y descubrió que escribir era muy importante y también divertido.