Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un grupo de hombres, pasados ya los 50 años, reflexionan sobre su vida. Hablan de sus sentimientos, de cómo se perciben a sí mismos física y emocionalmente, cómo viven la espiritualidad, cómo han sido y son actualmente sus relaciones de pareja, amorosas o sexuales, y cómo viven su vida social.
La narración pasa del adentro al afuera, de lo íntimo a lo social, y de lo social a lo personal y relacional. Hombres que se reúnen sin haberse conocido previamente, para hablar de su sentir; para aprender de la experiencia de escucharse y escuchar a otros, iguales y diversos.
Esta experiencia parte de un ?Proyecto de Reflexión para Hombres en la Segunda Mitad de la Vida?, coordinado por Fina Sanz, para dar voz a los hombres; a los hombres que quieren hablar de verdad, porque hablan desde el corazón.