Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
Vivimos en un planeta maravilloso. Somos afortunados si podemos tomarnos el tiempo para admirar su belleza, contemplar sobrecogidos su majestuosidad y mostrarnos agradecidos por todo lo que nos regala. Pero la mayoría de nosotros, ocupados como estamos, correteamos por la superficie y omitimos dos importantes dimensiones: la profundidad y el tiempo.
Preguntémonos por un instante qué hay bajo nuestros pies.La Tierrano yace simplemente como un bloque de cemento esperando que pasemos caminando por encima, sino que es un planeta vivo y dinámico. Rocas sólidas se desplazan con la deriva de los continentes, estallan volcanes y el manto profundo se agita lentamente. Las rocas que se hallan debajo de la superficie tampoco están al cubierto de los procesos que se desarrollan encima. El agua, el aire y la propia vida están en constante interacción dinámica con la geología. Sin océanos no tendríamos continentes; sin vida, no tendríamos la atmósfera o un clima en que pudiéramos vivir.