Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
¡Qué esplendoroso mediodía era aquél! El Tíber no era ya amarillo sino azul. Había un rubor en los viejos puentes que los volvía frescos y fuertes nuevamente. El Panteón, con su majestuoso frente, todo arrugado y lleno de surcos como una vieja cara, ostentaba luz estival en sus batidas paredes.