El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Soliloquios, diálogos, epístolas, son el vehículo del lenguaje de Una no habla de esto, novela que va construyéndose en una ciudad transitada por millones y signada, al mismo tiempo, por la presencia voraz del individualismo. Sylvia Aguilar Zéleny recurre a los estratos poéticos urbanos y los reordena en un rompecabezas que se suma a una tradición literaria con ecos de Óscar Wilde, Pablo Neruda y Banana Yoshimoto. Desde la conjunción de diversas prácticas --poesía, escritura automática, ensayo, cuento-- la autora da testimonio del ejercicio diario de medir el tiempo.