Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Diálogos insólitos, situaciones extrañas y un aire de magia absolutamente real impregnan las aventuras de Alicia. Si Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas nació por casualidad de los relatos fantásticos que Lewis Carroll improvisaba para tres niñas, Al otro lado del espejo narra el viaje a un país hecho a modo de tablero de ajedrez, al que llega Alicia después de cruzar el espejo. Para adaptar el mundo a la mente infantil de las tres hermanitas Lidell ?Alicia, Lorina y Edith?, Carroll prescinde de prejuicios y utiliza un humor cruel y lleno de ingenio con el que burlarse de los convencionalismos y tradiciones de la sociedad inglesa, y a la postre de cualquier sociedad... Los elementos con que juega la narración no se apartan de lo que Alicia puede ver en su vida cotidiana o en sus libros, pero la imaginación eleva a emblema irracional la lógica, convirtiendo las aventuras de Alicia en uno de los primeros ejemplos de libertad absoluta de la mente, que encadena su lógica a partir de unos presupuestos que no la tienen. Así, mostrando el envés de los valores aceptados, Carroll se adentra por un territorio de sueños donde no hay más fantasmas que la verdad desnuda de sus apariencias y de sus mentiras.