El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Esta primera obra reveló un dominio sorpendente del lenguaje escénico y de sus dotes de observación, que a partir de las manías de los personajes le permite hacer la crítica de de las costumbres de la sociedad porteña de principios de siglo, en este caso sus dardos apuntan sobre la credulidad de los porteños que excluyen a ciertos personajes por creerlos portadores de la mala suerte.