Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Gainsville, Florida, tierra adentro, durante el cálido y tenso verano de 1999. David ha dejado los estudios y lleva una vida sonámbula una densa bruma de tareas de oficina y de porno en Internet hasta que un encuentro con un amigo al que había perdido de vista lo saca de su letargo y lo arrastra al efervescente y sucio universo de Fishgut, una destartalada casa donde un caótico colectivo de anarquistas, quemados y libertinos llevan a la práctica la utopía al margen de la sociedad y la ley. Algunos incluso ven en su estilo de vida una vocación, pero todos esperan el regreso de un misterioso vagabundo que, confían, transformará su oasis punk en el Belén de un credo nuevo, fervoroso y extraño. En su oscura e hipnótica primera novela, Justin Taylor («un maestro de la instantánea moderna» Los Angeles Times) explora los límites entre la religión y la política, la fe y el fanatismo, el deseo y la necesidad, y también lo que sucede cuando esos límites se traspasan.