Lector, tienes la oportunidad, la única oportunidad. Puedes alejarte ahora si quieres y frenar todo deseo que tengas por La Mujer de tu Prójimo. Si no haces caso, entonces goza, regocíjate, ensuéñate con La Mujer de tu Prójimo. Quizá este cerca, mira a tu alrededor, sino la ves, acaso es porque está en tu memoria, y las pistas están dentro de este libro, síguelas y procura no perderte. Sí has llegado hasta aquí, no cometas el pecado de no ver en La Mujer de tu Prójimo tu deseo o tal vez tu proximidad a la mirada puesta en tu mujer por tu prójimo, que como dice Agustín Monsreal Dios mejor que nadie lo sabe