El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En El cordoncito, el autor nos lleva por el mundo concreto y a la vez fantástico de un niño de barrio, recurriendo a la repetición y a la forma circular del cuento: anda que andarás, anda que andarás..., en recuerdo quizás, de aquellas viejas historias que le contaba su hermana Celia en el patio de la casa mientras sus hermanos hacían tortas de lodo que secaban al sol.