"Nanoaventuras" del maestro Fonseca, Las
El mundo de lo muy pequeño ha cobrado un auge sin precedente en nuestros dÃas en todos los campos de la vida, y de su estudio se desprenderán consecuencias muy importantes. Los jóvenes deben tener acceso al conocimiento de lo diminuto para no quedar fuera ni de los debates ni de los beneficios de utilizar materiales invisibles al ojo humano en campos como la medicina, las energÃas renovables, la industria, la vida cotidiana, etcétera.En una escuela secundaria poco común, y nada corriente, el dedicado maestro Justino Fonseca intenta, tras una especia de peregrinación indagatoria, responder a las preguntas de sus alumnos sobre ese mundo tan pequeño que no lo podemos ver, y en el que deambulan los átomos y las moléculas, el silicio poroso y la luz.
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La enfermedad del amor La obsesión erótica en la historia de la medicina
La enfermedad del amor es un organismo literario: un museo de anormalidades y relatos de todas las épocas, ante la figura del médico que sólo puede ver a medias la estructura lógica del problema. La enfermedad del amor, de Francisco González Crussi, se detiene en los puntos ciegos de las teorías científicas, en el remolino donde la medicina y la vida no logran diferenciarse, a la vez que conduce a una discusión sobre la naturaleza patológica de la obsesión erótica. La enfermedad del amor es, entre muchas otras cosas, un museo de aforismos sobre la dimensión erótica de nuestras vidas, y sus casi infinitos reductos hacia la humillación, el fracaso y otros tormentos, pues el amor es "el fenómeno más discutido y menos comprendido", según Diderot, "la ocupación de las gentes ociosas", de acuerdo con Diógenes, y en la versión de Platón se trata de "la enfermedad de las mentes desocupadas". La enfermedad del amor es un organismo literario poblado por grandes pensadores, arrinconados en los límites de la racionalidad: un museo de anormalidades y relatos de todas las épocas, donde se distingue el triángulo malsano conformado por los hechos del cuerpo y su contradicción con la cultura, ante la figura del médico que sólo puede ver a medias la estructura lógica del problema. Sin pasión por la denuncia o el escándalo, sin necesidad de redimir a nadie, González-Crussí contempla con ironía y serenidad los acontecimientos confusos de la historia, y los enlaza para formar una trama, sin resolución, pero terriblemente entretenida, que conduce a una discusión final acerca de la naturaleza patológica de la obsesión erótica, puesta en escena mediante el recurso de una ficción filosófica, donde los argumentos se tensan y alternan para generar una resolución coherente, pero inesperada, un estado de conciencia donde la literatura y la medicina contemplan el horizonte humano que diagnosticó,en su momento, Francisco de Quevedo: la enfermedad que crece si es curada. -Del prólogo de Jesús Ramírez-Bermúdez-
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Libreta de dibujo roja, de bolsillo, tapa dura
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