Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Hay en esta narración en este importante precursor de la novela mexicana. Aquí se cuentan los pormenores a insólitos infortunios de un viaje alrededor del mundo en el siglo XVII, cruzado por peligros y acechanzas imaginables. El protagonista de este viaje, un pobre aventurero de nombre Alonso Ramírez, transmitió de viva voz los diversos episodios de un recorrido al sabio novohispano Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), quien con ellos compuso una de sus narraciones más felices y sin duda una de las más extraordinarias de su tiempo. La temeridad y el arrojo de Ramírez encontraron muy sobrada recompensa en la ciudad sencillez del relato de Sigüenza y Góngora.