Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El periodista deportivo es la novela que consagró internacionalmente a Richard Ford, de quien Raymond Carver escribió que era «el mejor escritor en activo en nuestro país» y el crítico francés Bernard Géniès afirmó, en una encuesta en Le Nouvel Observateur, que «se está convirtiendo tranquilamente en el mejor escritor norteamericano». Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Hace tiempo disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos, pero luego abandonó la literatura, o fue abandonado por ella. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas, a quienes admira porque «no tienen tiempo para las dudas o la introspección».Y escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer, le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años. ¿Cuál es el drama que ha provocado el fracaso de su matrimonio? ¿Por qué Bascombe ha renunciado a la literatura? ¿Qué le anima, sino una «moral de la apatía», un vivir la vida de instante en instante, un rehuir el suicidio por los caminos de la deseada analgésica banalidad? El periodista deportivo es un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.
Heriberto Frías (1870-1925), militar, periodista y novelista mexicano, entrega en Los piratas del boulevard un ensayo trajinero, una etnografía de la corrupción moral de una sociedad y una época.Este Desfile de zánganos y víboras sociales y políticas en México (1915) funciona a la manera de un espejo que refleja los rostros múltiples y no siempre bienvenidos de la vida capitalina. Cuadro de (malas) costumbres y epopeya caricaturizada, el lector hallará aquí las calles y los palacios repletos de ponzoña; a los pavorreales, los vividores, los calumniadores; a los sableadores, los arribistas y los rastacueros; apadrinados, candiles de la calle y oscuridades de su casa; sacatones y correveidiles; a las estrellas caídas, los vivales, los rorros; a la estirpe de la crápula, a las amazonas lésbicas, a los bragueteros y las tapaderas. Todo un zoológico de calamidades disponiendo armas contra la decencia pública. En Los piratas del boulevard, Frías estudia la flora y fauna de un México atrapado entre el costumbrismo del siglo XIX y las herramientas de supervivencia indispensables para el siglo XX.