Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En El mar color de vino –la historia que da título a este volumen de relatos–, el ingeniero Bianchi, un italiano del norte, viaja por primera vez a Sicilia. En el compartimento del tren conocerá a una típica familia de la isla: una pareja de maestros, que no dejan de hablar ni de importunar al viajero, con sus niños, descarados e inquietos, y la joven que viaja con ellos, reservada y tímida pero perspicaz; el ingeniero, atento a la realidad que se desvela ante sus ojos, analizará con agudeza a la sociedad siciliana y sus contradicciones... En 1973, el propio Sciascia seleccionó, de entre sus cuentos escritos entre 1959 y 1972, estos xxx relatos para confeccionar, en sus propias palabras, «una especie de sumario de lo que ha sido mi actividad hasta ahora, que muestra (y no oculto que me siento hasta cierto punto satisfecho, dentro de mi más general y constante insatisfacción) que en estos años he seguido mi camino... y que entre el primero y el último de estos cuentos existe una especie de circularidad, que no es la de la pescadilla que se muerde la cola».