El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
El narrador de esta novela regresa a dar clases en la universidad de su natal Cuévano después de muchos años de haber vivido en la capital. Su relato, entre la nostalgia y la ironía, es la evocación de un «intelectual de pueblo, con sus fiestas y días de campo