Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
En este libro podemos ver cómo la escritura de carácter histórico y social adquiere una suerte de entelequia: lejos de perfeccionar el sentido de una trama o de una línea discursiva en el cuento tradicional -como sucedería en el curso de la historia hacia el progreso o en un supuesto estado de gracia-, esta narrativa condiciona la suerte de los personajes con un sentido metahistórico, y el drama se fusiona a las estructuras del cuento contemporáneo, acarreando todo el aluvión de las corrientes tradicionales y modernas. Se entronca aquí con formas narrativas en las que, unas veces de manera soez y otras de manera sutil, la prosa poética sugiere que el curso de la historia no descansa en una realidad inmediata sino en una contingencia: en cualquier lugar fuera de esta mundo. El autor, además de buscar formas expresivas, se preocupa por la manejo temático, por hacer trascender la narrativa a planos que intentan acercar la escritura a las sensaciones estéticas de la pintura y la música.