Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Veleros como nubes a ras de las olas y especímenes de la secreta fauna abisal, no menos que una nutrida representación de lobos de mar, aventureros y traficantes desfilan en la primeras páginas de esta novela; hacia el final, furtivos submarinos perforan el agua tras su presa, como tiburones de hierro. La mano derecha es el arranque de la saga de los Jensen, una familia apacible de la isla de Fanö;, en uno de cuyos vástagos despiertan de su letargo, un día de tormenta de 1850, los genes de la pasión vikinga por la navegación y las correrías.Insólita en nuestra literatura, poco afecta a los paisajes marinos, esta novela de Pablo Soler Frost lo es también por su riqueza anecdótica y su reparto multitudinario, que parecen no caber entre sus páginas. Dueña de la concisión natural de una pluma precisa, La mano derecha se apropia con audacia de la narrativa pelágica del siglo pasado - Melville, Stevenson, Conrad. Pero además de un paseo por los mores de fin de siglo, cuando los sueños de conquista del káiser Guillermo II sembraron los mares europeos con los penachos negros del coque y sus habilidades diplomaticas precipitaron la primera gran guerra.