Se engalana con la razón de ser de las cantinas un patrimonio cultural. No podemos guardar silencio cuando nuestros lugares de esparcimiento, recreación y transmutación de esa realidad, que es el trabajo extenuante, empieza a ser menos. Sobre todo por que Es la otra realidad de los altos impuestos y rentas a las cantinas las condenan a la desaparición.