Tener un perro es una decisión que conlleva muchas responsabilidades, hay que disfrutar de cierta solvencia económica, tener tiempo, espacio, paciencia, Y, por encima de todo ello, conviene poseer un conocimiento real sobre las necesidades, características y conducta de estos animales porque esa es la mejor manera de comprenderlos y de favorecer una buena convivencia.