Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La analogía, inquietud teórica que ha conformado el punto central de la filosofía de Mauricio Beuchot, se aborda desde un punto de vista inusual en el desarrollo de su trabajo con la dialéctica como eje de la discusión, a través de sus diferentes caracterizaciones en la historia del pensamiento occidental. Así, refiere puntos de encuentro entre analogía y dialéctica en autores clásicos como Schelling, Hegel, Hölderin, Kierkegaard, Nietzsche, Freud, Adorno. Se trata de una revisión que de la dialéctica simbólica hasta la dialéctica negativa permite entender el carácter ontológico del devenir como parte constitutiva de la razón. De ahí que, para el filósofo mexicano, el cruce conceptual entre analogía y dialéctica le permite concluir la idea de una racionalidad analógica que recupere lo propio del devenir dialéctico, como razón histórica, al tiempo que revitaliza la comprensión de la analogía, como forma particular de pensamiento. Se trata de una revisión que de la dialéctica simbólica hasta la dialéctica negativa permite entender el carácter ontológico del devenir como parte constitutiva de la razón.