Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿TENEMOS LOS SERES HUMANOS LA FACULTAD DE TOMAR NUESTRAS PROPIAS DECISIONES?
De Spinoza a Schopenhauer, de Marx a Nietzsche, la historia del pensamiento es también la historia de este eterno debate sobre la existencia o no de un libre albedrío. Un debate presente también en campos tan diversos como el derecho, la religión y la ciencia. Se hacía necesaria una reflexión desde una disciplina innovadora, como es la neurociencia, realizada además por uno de los más prestigiosos neurocientíficos, el profesor Joaquín Fuster, cuyas investigaciones a lo largo de las cinco últimas décadas han hecho aportaciones trascendentales a nuestro conocimiento de las estructuras neurales subyacentes a la cognición y la conducta. Este libro recoge sus investigaciones sobre si tenemos libre albedrío. Partiendo de su obra seminal
acerca de las funciones de la corteza prefrontal en la toma de decisiones, la planificación, la creatividad, la memoria de trabajo y el lenguaje, el profesor Fuster sostiene que el albedrío o la
libertad para escoger entre alternativas es una función de la corteza cerebral, bajo control prefrontal, en su interacción recíproca con el entorno. Por tanto, la libertad es inseparable de esta relación circular.