Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Por qué no hay crédito para la economía real? ¿Por qué hay grandes poderes que no están interesados en el final de la crisis? Los bancos y las finanzas son los grandes beneficiarios de la crisis, y están muy interesados en que las cosas sigan así. El mundo gira alrededor del dinero, pero los economistas no le prestan apenas atención. La autora sostiene que ese error condujo a la crisis de 2008 y es la causa de que la crisis golpee ahora con más fuerza a la Europa del Sur y a los países emergentes. En La producción del dinero, un libro ameno y accesible, nos explica con detalle qué es el dinero, quién lo produce y por qué no hay ahora liquidez ni fluye el crédito hacia la economía real. Los gobiernos deben impedir que se vuelva a desregular la banca y el mundo financiero. Y conseguir que la democracia y la sociedad tengan de nuevo mucho que decir en el mundo del dinero. Y que todo el dinero que está en paraísos fiscales sea repatriado y pague impuestos. Dinero hay, pero tiene que fluir hacia donde tiene que fluir.