Las democracias reales arrastran consigo un nudo problemático agravios históricos no resarcidos que se replican y multiplican en la experiencia de las injusticias presentes. Se trata de una condición paradojal en la que conviven un conjunto de logros obtenidos a través de las luchas históricas materializados en el avance de derechos y el desarrollo científico tecnológico que se entrecruzan con prácticas irracionales expresadas en crímenes violencia y barbarie dirigidas contra los propios seres humanos