El enfoque prohibicionisa ha generado un ciclo de violencia
que ha fortalecido al crimen organizado. Al dejar la calidad
de las sustancias en manos de mercados clandestinos, los
problemas de salud se han agravado, y la estigmatización ha
dificultado el acceso a tratamientos adecuados. El autor
aboga por priorizar la salud pública y la reducción de daños
sobre la represión, convencido de que un cambio de
enfoque puede convertir la tragedia actual en una
oportunidad de reconstrucción social.