Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
No se puede entender a los seres vivos estudiando cada célula u organismo aisladamente. Los organismos son sistemas estrechamente vinculados, componentes fijos, y sus conexiones son tan importantes como los componentes en sí. Los avances en este campo han permitido progresar en el estudio del control de los genes y la herencia, en el desarrollo de medicamentos para el cáncer, el conocimiento de cómo funciona el cerebro y el descubrimiento de que las bacterias y otros microbios que viven en el tubo digestivo pueden causar malnutrición y obesidad.