Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Viajaba en un taxi de la ciudad de México, de esos, ahora ya no tan extraños, en los que el conductor sintoniza radio UNAM, cuando oí por primera vez que escucha el cuaderno de los espíritus y de las pinturas: una mezcla de sorpresas, simpatía y curiosidad. Estuve atento al final para escuchar el nombre del autor de esa pequeña joya.
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