El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Con la certeza de que la casualidad de nuestros pasos teje una férrea historia de palabras, Aline Davidoff ha creado en los cuentos de Sólo un cerro una visión tan sutil como precisa del impulso nómada y de las cavilaciones de la conciencia judía en la segunda mitad del siglo XX. En dilatadas conversaciones o en pensamientos instantáneos descubrimos cómo el destino de nuestros actos es la memoria y cómo, en ese resultado, se dibujan y coagulan el rostro de los seres que amamos y el nuestro propio.