Eduardo Medina, en su primera novela, nos ofrece una visión muy singular y descarnada del mundo. La historia los sorprenderá por la fuerza y vitalidad de su escritura; la pulcritud para bordar caracteres, y sobre todo, por el efecto tan intenso de cada escena. En una temeraria actitud de blasfemia, sus personajes un aparente sicario y una mujer siempre vestida de militar se redondean ante sus afanes religiosos y rituales católicos. Entre el thriller, la novela de acción y la novela negra, este relato rompe con los patrones clásicos del género.