El periodista deportivo es la novela que consagró internacionalmente a Richard Ford, de quien Raymond Carver escribió que era «el mejor escritor en activo en nuestro país» y el crítico francés Bernard Géniès afirmó, en una encuesta en Le Nouvel Observateur, que «se está convirtiendo tranquilamente en el mejor escritor norteamericano». Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Hace tiempo disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos, pero luego abandonó la literatura, o fue abandonado por ella. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas, a quienes admira porque «no tienen tiempo para las dudas o la introspección».Y escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer, le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años. ¿Cuál es el drama que ha provocado el fracaso de su matrimonio? ¿Por qué Bascombe ha renunciado a la literatura? ¿Qué le anima, sino una «moral de la apatía», un vivir la vida de instante en instante, un rehuir el suicidio por los caminos de la deseada analgésica banalidad? El periodista deportivo es un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.
El joven Törless debe alejarse de sus padres para ingresar al mejor instituto del país y completar allí sus estudios. Pronto pierde el entusiasmo y se sumerge en la nostalgia, iniciando así una aventura que lo marcará: conocerse a sí mismo y tomar postura frente a la realidad circundante. A veces repetitivo, como un pensamiento obsesivo, el texto fluye y conduce al lector por la psique del personaje.
Las tribulaciones del estudiante Törless pertenece al género literario de la novela de aprendizaje, que expone la transición de la niñez a la vida adulta. Robert Musil construye su narración casi como un relato de misterio, de suspenso psicológico; el muchacho atraviesa el espejo para enfrentarse a su propia intimidad, hasta entonces oculta y sorpresivamente inquietante. Al relatar el pasaje a la madurez de su personaje principal, Musil también retrata a una sociedad, una época y especialmente una forma cultural de construcción de la masculinidad, llena de cierta violencia soterrada, que se trasluce como cuando un rayo de luz golpea un ambiente polvoso.
Muchos ven en la historia de Törless y sus compañeros del colegio un agudo anticipo de la intolerancia, la crueldad y el autoritarismo nazi que asolaron al antiguo Imperio austro húngaro años más tarde.