Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Aunque jugaba y peleaba como los otros niños, había nacido con los cabellos tan rojos como llamas danzando en su cabeza y los ojos tan verdes que la gente lo llamó Chanyelín, el hijo de las hadas. Cuando Chanyelín entrecerraba los ojos podía ver a los duendes y descubrir a las hadas. Por eso fue el único que vio cuando los enanos peludos se robaron a la doncella Ariana. Sólo él puede salvarla.